La noción de consenso, un valor político muy apreciado por
la sociedad española y que, sin embargo, ha sufrido su última derrota con la
humillante trifulca y falta de entendimiento entre los dos máximos dirigentes de
ASI-PSOE, que día tras día nos demuestran con esta y otras acciones que no hay,
ni ha habido una mano firme que dirija el Ayuntamiento de Ugena, por el
contrario, parecen ocho individuos sin un destino específico, cada uno para un
sitio, sin entendimiento ni comunicación entre ellos. Se han convertido en cuentacuentos
adocenados que están muy por debajo de su nivel de responsabilidad.
Con gran afectación, los vecinos que se personaron en el
pleno asistieron al fracaso en el que se está convirtiendo esta legislatura. Este
equipo de gobierno nos está revelando una verdad verdadera, “qué bien hacemos
las cosas cuando todos remamos en la misma dirección”, no como está sucediendo
ahora. Y uno se preguntaba si no estábamos más bien asistiendo a la
demostración de que cuando muchos coinciden en un error, sólo consiguen
equivocarse juntos. Nada más.
El consenso entre las dos fuerzas
imperantes (ASI-PSOE) puede no sólo resultar ineficaz para resolver la crisis que
vive Ugena, sino también provocar efectos contraproducentes, tales como seguir
aumentando una deuda que ya está cercana a los tres millones de euros.
Los que gobiernan nuestro municipio acuden con presteza y
ligereza a las analogías históricas y herencias recibidas, lo que les lleva a
realizar sus acciones y propuestas, no con ánimo de cambiar las cosas, si no,
con la única excusa de hacer una exposición de cara a la galería y finalmente
no llegar a ningún sitio.
Nuestra recomendación pasa por revisar la forma de trabajar,
que opera en favor del consenso político y vecinal, y de esta manera entre
todos tratar de salir del pozo sin fondo al que estamos siendo llevados. El
aura de infalibilidad del pacto (ASI-PSOE) lo convierte en el señuelo tras el
cual nos están escamoteando las urgentes reformas y acciones que son
necesarias.
Había que pactar un régimen bicéfalo y absurdo, un acuerdo
básico que sigue existiendo hoy, mientras hubo un alcalde de ASI, necesitó de
los votos del PSOE para sacar sus planes
adelante, y ahora que el alcalde pertenece al PSOE necesita los votos del grupo
ASI. Su conjunción es un engendro político destinado, no a resolver el
problema, sino a aplazarlo o empeorarlo con ambigüedades para no romper la
ilusión de consenso.
Los ciudadanos desean cambios que
profundicen en la democracia y la institución del Ayuntamiento (para hacerla
transparente, responsable y participativa), pero la élite formada por el
bipartito no comparten esa necesidad, pese a toda la retórica por parte de sus
dos cabezas visibles en sentido contrario.
En el ASI-PSOE predomina la idea de que no pueden resolver nada,
que el pueblo ha estado mal desde hace muchos años y con ello creen que
apaciguarán el malestar ciudadano con la institución, sin necesidad de mayores
cambios. Estar en el poder les permite disimular de vez en cuando, y los dos se
unen para hacer una política extravagante que no conduce a ningún sitio.
El pacto va camino de cumplir tres años, el consenso real y
verdadero pasó a mejor vida en cuestión de tres minutos. En cuanto uno se vio
con el bastón de mando y olvidó que uno sin el otro no son nadie. A quien tenga
dudas sobre el grado que alcanza el enfrentamiento político entre Martín y
Jesús, le recomendamos asistir a alguno de los plenos, dado que a las
comisiones informativas no pueden, que son dignas de ver, con portazos, gritos
e insultos proferidos en todas direcciones. Esperemos que el pueblo les haga
darse de bruces con su insensatez.
Todo esto podría ocurrir porque los vecinos de Ugena amamos
el acuerdo, y porque amparados en el mito del pacto podrían ejecutar su última
estafa: simular que el consenso lo encarnan ellos cuando la mayoría ya hemos
comprendido que el consenso ha de ser contra ellos.